EeA Extremadura y Fundación Nueva Cultura del Agua consideran insostenible el plan de regadío de Tierra de Barros.
• En el actual escenario de cambio climático, una de las mejores medidas de adaptación es la recuperación de los acuíferos, por lo que es imprescindible la protección estricta de las masas de aguas subterráneas y superficiales.
• Además de considerar que el Estudio de Impacto Ambiental no evalúa correctamente las afecciones de este plan, lamentan que el proyecto no haga ninguna alusión a la implantación de modelos de agroecología, más respetuosos con las masas de agua y que evitan su contaminación por pesticidas y fertilizantes.
Ecologistas en Acción de Extremadura ha presentado sus alegaciones al proyecto de Transformación al regadío de Tierra de Barros apoyándose en el informe elaborado por la Fundación Nueva Cultura del Agua y exige a la Junta de Extremadura que desestime tanto este plan como la expansión de los regadíos en Extremadura.
El propio descenso de la masa de agua de los embalses de Alange y Villalba, de los que se suministrará el proyecto, produciría impactos importantes a la Red Natura 2000 por la falta de caudal ecológico de los cursos de la zona. Hay que recordar que es en las proximidades del río Matachel donde se ha reintroducido el lince ibérico, pero las afecciones se producirán también sobre la flora y algunas especies de aves, como la avutarda, el cernícalo primilla o el aguilucho cenizo, que ya se encuentran en clara decadencia o presentan poblaciones residuales. Por otro lado, se agravaría el ya preocupante problema de la ocupación de vías pecuarias por parte de los regantes y la afección a dichas vías tampoco se contempla en el EIA.
Estas dos entidades también se lamentan de que el proyecto no incluya medidas para la implantación de la producción agroecológica y de nuevas técnicas agrarias novedosas como el Key-line, la agricultura regenerativa, los cultivos con cobertura vegetal, la cosecha de agua y otras tantas alternativas de aumento de los rendimientos agrícolas sin un coste energético, monetario y medioambiental tan alto. Además de que estas alternativas hacen a los cultivos más resilientes al cambio climático y son más eficientes en el aprovechamiento del agua, de lo que resultaría una estrategia productiva ambientalmente más respetuosa, también evitaría los actuales problemas de contaminación del agua por el desmesurado uso que se hace de fertilizantes sintéticos y fitosanitarios agroquímicos. Es muy importante destacar que el 100% de las masas de agua subterránea y el 95,5% de las masas de agua superficiales están afectadas por nutrientes y pesticidas, en lo que los cultivos intensivos derivados de planes de regadío colaboran de una manera muy significativa. A esto se ha de sumar que más de la mitad de las masas de agua superficiales sufren presiones por vertidos urbanos.
Dentro de esta situación se enmarca el proyecto de regadío en Tierra de Barros, lo que demuestra que la gestión actual del agua es el ejemplo perfecto de un ansia a corto plazo y sin previsión de futuro. La Junta de Extremadura, en lugar de aplicar la máxima lógica de que “sin excedente no puede haber regadío”, considerando como excedente aquella parte del recurso que puede gestionarse sin comprometerlo, no solamente no frena este tipo de propuestas, sino que promueve su proliferación. Con los informes adecuados de las confederaciones hidrográficas, la mayoría de los regadíos (por no decir la totalidad) quedarían, cuanto menos, cuestionados y, desde luego, los de nueva creación, desestimados inmediatamente y por principio, pues la agricultura de regadío es la actividad que supone el grueso de las demandas de agua en general.
En cuanto a la rentabilidad del proyecto para el sector, esta queda en entredicho al dar por supuestos los ingresos por subvenciones PAC a todos los cultivos (ingreso al que es posible que no todas las explotaciones puedan acceder) y presuponer que los precios de los productos permanecerán inalterables. Sin embargo, un análisis profundo, como el realizado por la Fundación Nueva Cultura del Agua en su estudio, muestra problemas de rentabilidad debido a que una disminución de un 10% del precio de los productos de la vid, el olivar y el almendro anularía su rentabilidad, a lo que se unen algunos costes clave que no se evalúan correctamente, como son los relativos al dimensionamiento de las balsas de regulación y a que se requieren grandes bombeos que supondrán facturas energéticas muy elevadas.
Tampoco se sustenta la argumentación de la supuesta elevada capacidad del regadío para fijar la población pues, en realidad, ni siquiera el propio Ministerio (MAGRAMA) es capaz de encontrar una correlación que vincule al regadío como elemento clave en la lucha contra la despoblación. Una de las muchas causas que han servido para expulsar población es, justamente, la automatización del riego en cultivos extensivos, efectuada mediante programadores, telecontrol o con dispositivos remotos, pues estas explotaciones solamente tienen una alta necesidad de mano de obra en momentos puntuales y únicamente atraen población flotante.
Ecologistas en Acción es una confederación de más de 300 grupos ecologistas distribuidos por pueblos y ciudades. Forma parte del llamado ecologismo social, que entiende que los problemas medioambientales tienen su origen en un modelo de producción y consumo cada vez más globalizado, del que derivan también otros problemas sociales, y que hay que transformar si se quiere evitar la crisis ecológica.