[Portugal] Carta de y para los antifascistas

Reproducimos aquí una carta de y para los antifascistas, recibida por correo electrónico, firmada por cuatro docenas de antifascistas de norte a sur del país.

Carta de y para los antifascistas

Compañeros, compañeras, se acercan tiempos revueltos, más aún que los que hemos vivido, con las sucesivas «crisis» y las crecientes derivas autoritarias de nuestros estados y gobiernos. En la realidad portuguesa, se acerca un momento decisivo en el que nuestras elecciones y nuestra acción colectiva determinarán el rumbo de la situación política en un futuro próximo.

El ascenso de las fuerzas fascistas y de extrema derecha es una amenaza para nuestra existencia colectiva. Sabemos a dónde conduce la normalización del discurso fascista y racista, del discurso del odio. Empieza por las comunidades gitanas, empieza por Bruno Candé y acaba por todos nosotros. A menos que cortemos el mal de raíz, antes de que arraigue en nuestras comunidades.

Cuando Trump y Bolsonaro ascendieron, se observó cómo el enfoque en las figuras y la repetición de sus nombres hasta el cansancio, aunque en muchos casos para expresar la oposición, muy probablemente habrán contribuido a hacer posible que ambos comenzaran como predicadores lunáticos del absurdo y terminaran siendo elegidos presidentes. En esta época de masificación de los medios de comunicación y de las redes sociales, probablemente sea más cierto que nunca que no hay mala publicidad.

Hay un problema, no basta con que no repitamos el nombre y las ideas de André Ventura y de Chega hasta la extenuación porque todos los medios ya lo hacen (cuando no se tienen a sí mismos como comentaristas). Además, con el circo electoral que se avecina, sabemos que la bestia tendrá mucho escenario en los medios de comunicación (y en la calle) para intentar transmitir esa imagen de político respetable, de que no es un fascista, de que sus ideas, aunque no sean políticamente correctas, son legítimas y aceptables.

No lo son. Y son esas ideas, más que la propia figura, las que hay que combatir.

La idea de que no hay que repetir sus nombres hasta la extenuación no es ni puede ser incompatible con la resistencia -en la calle- al ascenso del fascismo.

Durante el próximo mes, su nombre y el de Chega serán repetidos ininterrumpidamente por los medios de comunicación y por los miles de perfiles falsos creados por el partido en las redes sociales. Tampoco podrán tener las calles. Ellos y sus ideas no pueden sentirse bienvenidos en ningún sitio.

Más que oponerse a André Ventura y a la Chega, hay que conseguir que no pasen por gente respetable, por «políticos antisistema» como se les llama. Son fascistas y deben ser reconocidos públicamente como tales.

Y ese, creemos, es nuestro papel. Nunca dejemos que el racismo, el machismo, el odio, el fascismo desfilen libremente por nuestras ciudades y pueblos. Llamarlos por su nombre, no dejar que los trajes y el aspecto moderno cubran la esvástica que llevan en el pecho.

La concentración por la libertad en Évora el 18 de septiembre, en respuesta a la provocación de Chega, nos parece un buen ejemplo en dos sentidos. En primer lugar, en el discurso. Se menciona la Chega, sí, pero sólo una vez, poniendo el foco en que Évora es una ciudad libre de racismo y xenofobia, de discriminación, de sexismo y de homofobia, que no nos quedamos callados ante el desfile de la intolerancia y el fascismo. Un discurso sencillo y directo, comprensible para todo el mundo.

Luego, por la fuerza de la solidaridad sentida – sin ninguna estructura, varias decenas de personas, de diferentes organizaciones y sin organización, se han desplazado desde varias partes del Alentejo y otras regiones para mostrar que los eborenses no están solos en la lucha contra el fascismo. Una semana más tarde, también en Coimbra, salieron a la calle contra el fascismo el mismo día que el partido celebró una cena mitin en la ciudad.

Durante este mes, los fascistas suelen salir a la calle. No debemos olvidar que el antifascismo no es una organización, que es más que un movimiento.

El antifascismo es un sentimiento, es una posición frente al fascismo. Una posición compartida por muchas personas de diferentes orígenes, identidades y orientaciones, organizadas y no organizadas.

En cada lugar, en los momentos en que es necesario, las personas y las organizaciones tienen que estar juntas independientemente de sus diferencias. El antifascismo no es, ni puede ser, rehén de partidos, organizaciones o figuras, precisamente porque es más que un movimiento. Todos y cada uno de nosotros nos oponemos a la barbarie.

Por eso el discurso tiene que ser sencillo y directo, tiene que llegar a todo el mundo, tiene que tener el potencial de unir desde personas de partidos, grupos y proyectos políticos hasta personas que no están organizadas en ningún grupo; desde los inmigrantes hasta la comunidad estudiantil y académica; desde las asociaciones de vecinos hasta las asociaciones y espacios culturales; desde los movimientos obreros hasta las poblaciones periféricas y rurales; desde la clase media urbana hasta los afrodescendientes, gitanos u otras minorías; desde los movimientos feministas hasta la comunidad LGBT; y todos los que no pertenecen a ninguno de estos grupos.

No debemos dejar que ninguna disputa o lucha de egos nos divida. Tenemos que ser más inteligentes que eso. Tenemos que estar todos juntos. Lo que está en juego es grave. No queremos tener que explicar a las próximas generaciones cómo dejamos que este monstruo que es el fascismo arraigue y haga que toda la sociedad se pudra.

El día 10, estemos juntos en la calle, en Lisboa, para dejar claro que ni Le Pen ni ninguna bestia fascista son bienvenidas en nuestras ciudades y pueblos. Además, llamamos a la acción, individual o colectiva, y a la participación en los núcleos y movimientos que libran la lucha antifascista en cada pueblo o ciudad. Necesitamos urgentemente tomar en nuestras manos el poco tiempo que queda hasta las elecciones presidenciales (y más allá, por supuesto) para detener el crecimiento y la normalización de los discursos de extrema derecha.

Dejemos de lado nuestras diferencias, resentimientos o reticencias. Estemos juntos, movilizados y firmes en esta batalla. ¡No pasarán!

Bruno Candé, presente!

Alcindo Monteiro, presente!

José Carvalho, presente!

Catarina Eufémia, presente!

A todos los que fueron víctimas de los ataques fascistas, el mejor homenaje es continuar la lucha.

Cuatro docenas de antifascistas de las regiones de Braga, Porto, Aveiro, Coimbra, Serra da Lousã, Leiria, Caldas da Rainha, Cadaval, Bombarral, Lisboa, Évora y Algarve


Fuente: guilhotina.info

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